
Inmersos en una profunda crisis, sanitaria, económica, ambiental y de valores. Sabemos que nada volverá a ser como antes, ni lo queremos. Porque no queremos regresar a un mundo injusto e inconsciente, que destruye la naturaleza, única fuente de vida, bajo la premisa de un crecimiento económico sin límite cuando el planeta si lo tiene.
Un mundo muy injusto e inconsciente por ejemplo con las comarcas de La Ojeda y Boedo que a los proyectos de macrogranjas industriales de cerdos recientemente presentados en varios de sus pueblos que amenazan un aire y unas aguas genuinamente puras, suma las dificultades para la venta a un precio razonable y por encima de costes de la producción de patatas de excelente calidad que caracterizan esta zona.
Un mundo que hace negocio, sobre todo en tiempos de crisis, con cosas tan básicas como alimentación, agua, vivienda, salud o educación y que es incapaz de ponerse de acuerdo para dejar de contaminar el aire que respiramos axfisiandonos y cambiando el clima o para dejar de producir plásticos y carne industrial que envenenan el agua de nuestras fuentes, ríos, mares y con ella nuestros alimentos.
Mientras regresa el ruido, ojalá en el silencio de nuestros pueblos y ciudades empecemos a ser conscientes y valorar adecuadamente lo más importante que tenemos para no perderlo, ser conscientes también de lo gravemente amenazada que está la vida en el planeta y que por fín empiece a haber justicia.
Posted on 23/04/2020
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